Aunque han pasado bastantes años de aquello, todavía recuerdo la primera vez que tuve en mis manos mi primera flauta, ese olor, su color, el tacto. Creo que es uno de esos recuerdos esenciales que forman parte de nuestra vida, como en la película “Inside out”, y que nunca se olvidan.
Comprar tu primera Flauta no puede ser un mero trámite y no todo debe valer. Si no te quieres gastar mucho dinero por si en dos meses lo dejas, al final lo dejarás. ¿Y por qué digo esto? Porque seguramente optarás por una Flauta lo más económica posible y, para qué engañarnos, por 80 € no hay flauta buena.
Una Flauta no es solo un tubo con llaves. Es un instrumento con una cabeza que facilita la manera de tocar, un mecanismo suave y que no se desajusta, es un sonido fácil que nos hace disfrutar y la diferencia entre el precio de unas flautas y otras se encuentra en estos puntos.
En muchas ocasiones los más pequeños tienen un instrumento que hasta un músico profesional le cuesta hacer sonar, y si eso es así, ¿Cómo queremos que un niño lo haga?. Debemos pensar en las consecuencias y mi consejo es que, compres lo que compres, te dejes asesorar por personas que realmente conozcan el instrumento y no solo te lo quieran vender.
Pienso que tocar la Flauta es algo especial y poder hacerlo con un instrumento en condiciones puede marcar la diferencia entre dejarlo en poco tiempo o disfrutar durante muchos años.
