Por Patricia moquillaza. ¿Crisis?, Sí. ¿Y ahora qué?
Patricia Moquillaza es una flautista y Psicóloga residente en Madrid. Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y graduada en composición por la Universidad Europea. Con su experiencia nos ofrece una visión especial a la hora de afrontar nuestras actuaciones.
Dicen que de las crisis se aprende, que sirven para parar y darnos cuenta de los errores, para saber qué hemos estado haciendo mal y caminar en una nueva dirección. La verdad es que la crisis del Covid-19 no ha sido una crisis cualquiera y nos ha pillado a todos por sorpresa, haciendo que la forma de vida que llevábamos se viera interrumpida de golpe. Sin duda se trata de algo muy serio y que quizá cambie nuestra forma de vida desde hoy y en unos años adelante, o quizá para algún tiempo más.
Con el tema que nos atañe siempre en este tipo de artículos, como es la música, la cosa se complica, pues muchos han sido los profesores y profesoras de todo el mundo, junto con sus alumnos y alumnas, quienes han tenido que adaptarse a la nueva situación e impartir las clases particulares, académicas o de conservatorio -que previamente se realizaban face to face-, ahora de forma on-line. Como es de suponer, al principio de todas las crisis cuesta mantenerse a flote, pues hay que inspeccionar el nuevo terreno y saber qué está ocurriendo. Sin embargo, uno de los siguientes pasos a dar después de esa primera inspección, comienza con la organización, algo que también nos pilló por sorpresa y que en algunas ocasiones puede que hayamos encontrado complicado tratar con ella. El hecho de mantener una rutina diaria y que de la noche a la mañana se cambie de golpe, puede conllevar muchos desajustes, especialmente a nivel emocional y personal-laboral.
En relación a la música y lo que ello conlleva, la organización resulta clave tanto si estamos estudiando para presentarnos a pruebas acceso, realizando prácticas de instrumento o aquello en lo que nos estemos enfocando. Por ello se hace tanto hincapié en la organización, ya que resulta clave para no perder el ritmo de estudio que llevábamos antes de la crisis. Si tenemos la suerte de poder contar con un profesor o profesora que nos ayude a trabajar sería buena idea, aunque es ahora cuando debemos comentar algo realmente importante, y es que, la motivación y las ganas de practicar nunca vendrán solas. Esto puede parecerse a eso que suelen decir de que las cosas no caen del cielo, sino que hay que buscárselas y en realidad es algo muy cierto.
Así, con el estudio, y no sólo de la música, sino de cualquier materia, es importante la motivación, y eso es algo que sólo podremos encontrar nosotros mismos a nuestro modo. Es por ello que organización y trabajo van de la mano, pues si comenzamos a trabajar sin apenas una rutina propuesta, probablemente la falta de motivación y la desgana aparezcan muy rápidamente. Sin embargo, debemos tener en cuenta ciertos aspectos importantes para realizar este paso organizativo de la manera más adecuada. Una de estas premisas consiste en cuidarnos, y no sólo a nivel emocional sino también físico. Cuando realizamos un trabajo de este tipo, como es el estudio de un instrumento -o cualquier otra materia en la que estemos focalizando-, dentro del marco del Covid-19 y sus características como el confinamiento casi total-, resulta primordial no castigarse porque algunos días no estemos dando el 100%, o porque consideremos que lo estamos haciendo todo mal. Resulta primordial ya que el hecho de encontrarnos en una nueva situación tan característica y novedosa como ha sido esta crisis, es en ocasiones común que no nos encontremos en la mejor forma posible con el paso de los días y meses. Así, otra de esas premisas para cuidarnos emocionalmente en nuestro trabajo artístico en esta pandemia se trataría del tiempo y los descansos. El hecho de no haber podido salir a cualquier hora, sumado al hecho tan importante de que no hemos podido abrazar, besar ni tocar a nuestros seres queridos, ha hecho que cualquier trabajo se dificulte aún más, y es por ello que los descansos y la dedicación de un tiempo para nosotros de parar e incluso no hacer nada, resulta esencial e más efectivo que estudiar ocho horas diarias, con apenas descansos y apretándose uno mismo las tuercas por no estar dando todo de sí. Debemos ser considerados con nosotros, al igual que lo somos con los demás, el cuerpo es muy sabio y sabe cuáles son los límites, sabe que necesita espacio y tiempo para descansar y no hacer nada entre momentos de esfuerzo y el trabajo.
Toda esta situación también nos ha servido para reflexionar, y es así como comenzábamos este articulo, comentando que en realidad las crisis nos hacen parar, aprendemos de ellas y sobre todo y quizá más importante, desaprendemos otras muchas cosas que quizá sea bueno que dejemos en el pasado y se vayan diluyendo, para así crear otras más frescas y enriquecedoras. Todo ello dependerá tanto en cuanto nuestra motivación, ilusión y esfuerzo se junten para hacer un trío inmejorable, aunque a aquellos y aquellas que en esta crisis no hayan podido adaptarse o crean que han perdido el tiempo, o que no hayan aprovechado esta pandemia en absoluto y se sientan culpables por eso…cualquier momento es bueno para empezar algo. No hace falta que tu gran cambio vital se diera en la pandemia, quizá se dé después, o más adelante, o quizá no tengas que cambiar nada, pero si así lo crees, recuerda que la motivación viene después de la acción, y nunca al revés. Aún sin ganas, comienza algo nuevo si eso es lo que quieres, te aseguro que con esfuerzo e ilusión, y mucho mucho trabajo, la motivación aparecerá.