Por Diego García. Calidad Musical
Hace poco colocando bártulos en casa de mis padres encontré algo que me llamo mucho la atención y me trajo grandes recuerdos. ¡Un vinilo de James Galway!
Recordé que fue un regalo de una profesora. En aquella época estaba tocando la sonata de F. Feld y rápidamente me puse a escucharlo en el equipo de mi padre. Esa escucha me hizo replantearme muchas cosas sobre como escuchamos música y más importante aún, cómo la disfrutamos.
Indudablemente estamos en el siglo XXI y todo es digital. Soy el primero que escucha vídeos en Youtube, música con Spotify y hasta compro bluray de alta fidelidad para disfrutar los conciertos, pero ¿Es suficiente?
Al escuchar este vinilo cerraba los ojos y sentía la profundidad de la música, parecía que me encontrara escuchando a Galway en una pequeña sala y podía verle tocar. Se me ocurrió poner un vinilo de la 3ª Sinfonía de Beethoven interpretada por la Filarmónica de Berlín a manos de Karajan y me pasó lo mismo… podía detectar de donde provenía el sonido, cada instrumento, era como escucharlo en 3D.
Actualmente los audios se hacen muchos en directo y es una gran experiencia, sin embargo se me hace un sonido plano, muy probablemente porque necesite tener un gran equipo para su escucha. Tengo muchos audios en formatos de alta definición y evidentemente la calidad es muy buena, sin duda, pero creo que todavía no es comparable a lo que siento cuando escucho un vinilo ya sea de flauta u orquesta.
Seré un nostálgico, pero en los pocos momentos que tengo para escuchar música quiero que sean de calidad. Por suerte las grandes orquestas y algunos interpretes están comenzando a editar sus discos en vinilo, por algo será….