
Ya hemos hablado de la importancia de estudiar la técnica y la partitura, pero muchas veces cuando llega el momento de la verdad hay algo que falla…
Mientras estamos tocando no siempre pensamos en lo que deberíamos y cuando llega un estímulo, ya sea un concierto, clase, ensayo, enfermedad, un compás difícil, etc, empezamos a fallar sin una explicación clara. La cuestión reside en que, pensar mientras tocamos, también hay que entrenarlo.
Vamos a abrir la caja de Pandora… ¿Has pensado alguna vez en estas cosas mientras tocas?
- La lista de la compra, quedar con los amigos, la pareja, etc…
- Mente en blanco, es decir, mientras tocas hay un encefalograma plano y solamente te dejas llevar por lo que se supone que crees que estás haciendo.
- Frases como, «Qué mal lo hago», «En casa me salía», «Cómo es posible que a mis años no me salga», «Que van a pensar de mi por estos fallos»
- Se te pasa por la cabeza «O Dios mío, viene un fa# de la tercera octava»
¿Alguna vez te ha pasado que, tras estar preparando una clase o concierto durante días, cuando llega el momento de la verdad empiezas a fallar, te bloqueas y toman protagonismo la frustración y el pánico?
Pues no eres la única persona en el mundo. Cuando, en mi época de estudiante me ocurría, me echaba la culpa a mi mismo porque no era capaz de hacerlo y con el tiempo me di cuenta que debía trabajar esa concentración en los momentos de estrés para que, cuando vinieran los estímulos externos que he mencionado antes, no se viera afectada y pudiera mantener el nivel técnico que tanto me hacía disfrutar.
Hay muchas formas de hacerlo, así que ya sabes, trabajando tu mente y sabiendo lo que tienes que pensar, dominarás lo que haces y disfrutarás tocando.
¡Ánimo!


